domingo, 15 de enero de 2012

Enseñame

Muchas veces, discutimos, nos peleamos, nos enfadamos, debido a que pensamos que tenemos razón en un tema, y lo defendemos por encima de todo. Aunque así planteado parece que es algo malo discutir, acaso no deja de ser malo si tratamos de enseñar a otra persona algo de forma correcta.

Yo creo que si quieres enseñar algo a otra persona, y que aprenda, a veces hay que discutir. La razón es muy sencilla, si la otra persona esta equivocada y no admite otra cosa que lo que ella misma cree, ¿tenemos que dejarla en la ignorancia solo por evitar discutir? Si la dejamos en su incultura, no sera peor para ella que el hecho de debatir y enseñarla su equivocación.

Aquí esta el verdadero problema, cuando la gente no sabe dejar la mente abierta y evaluar las cosas, que solo piensa en que lo suyo esta bien y por tanto que el resto esta mal. Muchas personas se ciegan en que eres tú el cabezota, el equivocado que no se deja enseñar. Y yo les pregunto: "si yo no me dejo enseñar al no admitir lo que tu dices como cierto, tú que estas haciendo lo mismo ¿no serías tú también un cabezota?"

Claro, ahí si que no hay solución, el resto es imperfecto y no ve las cosas, pero uno mismo jamás es cabezota, jamás se cierra en banda ante quien le lleve la contraria. Y entonces pasa eso, que cuando alguien quiere enseñarle algo o hacerle ver que esta equivocado, se alza el muro anti aprendizaje en forma de soberbia. ¿Por qué admitir que puede que no sepas algo y aprenderlo? Quizá porque así no quedas como un inculto.

Acaso no quedas ya como un inculto al tener datos equivocados y no admitirlo. No será peor que sigas dando por cierto algo que te han dicho que es mentira y que portes tu falta de conocimiento al respecto manteniendo como verdad algo que te han dicho que no lo es.

Las personas somos demasiado orgullosas a veces para admitir nuestras equivocaciones. Porque no prestamos atención a la gente que nos trata de ayudar y hacernos aprender. Solo porque creemos que de esa forma nos restriegan sus conocimientos y que son superiores a nosotros. Imaginemos que ese tipo de personas lo único que buscan es compartir sus conocimientos, pensemos que no buscan la admiración prodigando que ellos tienen más y mejores datos que nosotros.

Puede ser que haya personas que lo hagan para demostrar que saben más que nosotros, pero ¿y que? Acaso si aprendo algo que no sabía, o me corrigen sobre algo que creía saber, ese conocimiento no será igual de valioso que si nos lo enseña una persona interesada en que aprendamos. Pero claro, nuestro orgullo no nos dejará, y al final hasta las personas que se esfuerzan porque quieren que aprendamos, pensaremos de ellas que solo se regodean en sus bastos conocimientos.

Personalmente he enseñado, y me han enseñado muchas cosas. Puede que algunos datos que he aprendido no lo haya hecho de forma tan sencilla como debería. Ahora me doy cuenta, al enseñar a otras personas, que podría haber facilitado más las cosas a los que trataban de enseñarme (de mis profesores, hasta mis amigos y familia). Y espero poder enseñar mis errores y que otros aprendan de ellos, igual que deseo seguir aprendiendo más cosas en el futuro.

Puede que nunca paremos de aprender cosas nuevas, pero mientras nos neguemos a corregir y aprender bien las cosas, seguiremos siendo gente sin cultura. La próxima vez que alguien trate de aclararme, o de corregirme sobre algo en lo que estoy equivocado, solo diré...
enseñame.

martes, 3 de enero de 2012

Mi propósito de año nuevo

Este año que acabamos de empezar, aunque sea nuevo nos trae las cosas de siempre. La principal y más recurrida son los propósitos de año nuevo.

Estos propósitos no son más que vanas esperanzas que albergamos al principio de toda andadura, da lo mismo que sea un año nuevo, una relación nueva, un trabajo nuevo, una vida nueva. Siempre, todo, lo empezamos igual. Nos ponemos metas fantásticas e ideales que vamos a cumplir para ser mejor persona, estar más en forma, cuidarnos más, llegar a nuevas metas en general.

Todos estos propósitos solo son arena en una mano abierta, por mucho que lo deseemos, dura tanto como el viento que sople. Donde quedan estas esperanzas cuando llega marzo o abril. Seguramente olvidadas en el tintero, e incluso a veces, olvidadas sin más en cuanto entro febrero.

Nos es malo ponerse metas, es saludable para la mente y la actividad diaria. El problema viene cuando lo hacemos solo porque toca, y así, obviamente, no las cumplimos. ¿Para que cumplir algo que solo he dicho por ser como los demás y tener un buen propósito para este año? La respuesta debería ser que si te lo has propuesto es porque sería algo bueno en tu vida.

Pero las cosas no se cumplen si pensamos que tampoco es que sea algo importante, para el caso solo nos defraudaremos a nosotros mismos, y al hacer el propósito de año nuevo ya pensábamos en no cumplirlo, ¿que mal hay en eso?

No hay mal en no cumplir algo que nos prometimos a nosotros mismos, porque solo nos defraudaremos a nosotros. Y entonces, ¿por qué nos mentimos con falsas promesas? Fácil respuesta, porque es lo que toca en estas fechas.

Yo este año me he prometido ser perseverante, acabar todo lo que tengo empezado, ser más tolerante, menos gruñón, menos cabezota, más abierto a escuchar a la gente, vamos, mejor persona. Eso tengo como propósito de año nuevo. Y solo yo sabré si me esfuerzo lo suficiente, solo yo sabré si he cumplido al final del año que viene con lo que me esperaba, o al menos lo he intentado tanto como he podido.

Pero me lo debo a mi mismo, me debo un mejor yo. Quiero llegar al final del 2012 y poder mirar atrás y decir: si, soy mejor que el año pasado. Quiero mejorar y seguir aprendiendo, porque me lo debo, y haré cuanto este en mi mano por cumplirlo, porque en este año que empieza cumpliré...
mi propósito de año nuevo.