jueves, 15 de diciembre de 2011

¡Feliz Navidad!

En estas fechas tan cercanas a la navidad es un buen momento para hacer algo que casi nunca hacemos, ser generosos.

No me refiero solamente al hecho de hacer regalos y de dejar dinero en estos y en un montón de eventos para estar cerca de personas que quieren pasar a un tiempo en estas fechas junto a nosotros. No es eso, me refiero a ser generoso con lo que parece que nos cuesta más, ser cariñosos y hacer felices a los demás.

Puede que no nos demos cuenta, pero fuera de estas fechas tan típicas y familiares, nos cuesta mucho ser tan cercanos a la gente. Cerca de la navidad parece que no nos importe ayudar a la gente, esbozar una sonrisa, dar palabras cariñosas como "pasatelo bien", "disfruta de estas fechas", "felicitales la navidad de mi parte a tu familia".

Mucha gente dirá que eso es hipocresía, que es una falsedad que solo se da en estas fechas. Y es cierto, es muy hipócrita por parte de todos (es difícil excluirse cuando te das cuenta de que tú haces lo mismo en esta época). Ciertamente deberíamos comportarnos así todo el año, pues sería estupendo para todos.

Pero esas cosas no las hacemos todo el año, y aunque sea hipócrita no me importa. No me molesta, porque es la única fecha en todo el calendario en el que por razones religiosas, vacacionales o incluso por simple rutina anual, la gente esta más dispuesta a ser humana con otras personas. Da lo mismo los motivos que les lleven a ello, ya sea porque quieren ganarse el cielo de su religión, porque son fechas familiares, o incluso porque se contagia este buen ambiente. Lo que me importa es que por una vez la gente pasa al lado de alguien que empuja sin querer y le pide disculpas, que si a alguien se le cae algo al suelo no tiene porque agacharse, seguro que hay alguien cerca que se molesta en recogerlo.

El espíritu navideño es solo una forma de explicar que por una vez el mundo parece menos gris, que por unos días la gente parece feliz, que pese a estar en invierno se nota la calidez.

Quien sabe, quizá idealizo lo que es una fiesta que trae consigo gastos de grandes cifras de dinero, que parecen fechas creadas para el consumismo y la hipocresía.

Pese a todo, yo quiero creer que lo realmente importante de las navidades es acercarse a la familia, salir a cenar con esas personas de tu trabajo, viejos amigos, familiares a los que a lo mejor los ves de año en año, o los viste la semana pasada. Estos momento gratos de calidez humana, cuando la sonrisa a un desconocido no sale forzada, cuando ayudar a alguien parece algo cotidiano y lógico de hacer. Son estas cosas las que quiero atesorar como el verdadero espíritu de la navidad.

Puede ser que estas fechas resulten caprichosas y la gente quiera ver la miseria que se oculta tras la nieve, o por el contrario tapar sus ojos y solo disfrutar. Sea como sea, para mi es navidad, tiempo de esperanza, tiempo de paz, y por eso te digo...
¡Feliz Navidad!

jueves, 1 de diciembre de 2011

Te diré la verdad

Cuantas veces decimos que lo más importante en la vida es decir la verdad, y que ante todo hay que ser sincero para ser una buena persona.  La verdad va a todos los sitios, y por muchas cosas que pasen, la verdad siempre acabará saliendo a la luz.

Pues siendo sincero, las cosas no son así. La verdad y la sinceridad no tienen porque ser siempre buenas compañeras de viaje. De hecho, muchas veces resulta poco recomendable aplicar esto a la vida diaria sin taparlo un poco, o digamos más bien mentir.

Si, parece difícil de creer, pero a veces mentir hace la vida más fácil, o al menos más llevadera para uno mismo, incluso para otra gente. No defiendo que mentir sea algo bueno, pero desde luego es necesario en el día a día si no queremos acabar locos, o peor, hiriendo a la gente que conocemos.

Cualquiera pensará que mentir esta mal, lo uses para lo que lo uses. Ahora bien, pensad en todas esas veces que no habéis querido hacer cosas, o que os han preguntado cosas que si hubierais sido sinceros y hubierais dicho la verdad, habríais ofendido o incluso enfadado a la otra persona. ¿Acaso no estaba mintiendo? Claro que si, por mucho que se oculte bajo el nombre de que hay cosas ofensivas, no decir la verdad sigue siendo mentir.

Siguiendo ese pensamiento, que es verdad y que es susceptible de ser obviado al decir, o incluso usar la mentira para no enfadar a alguien, o para no hacerle daño. Donde esta esa delgada linea que separa la sucia y burda mentira de lo que decimos a los niños que es solo una mentirijilla. ¿Quien tiene la clave para hallar la diferencia entre un mentiroso, y una persona que simplemente no quiere herir gratuitamente a la gente?

Seguramente las respuestas serán múltiples y habrá de todo tipo, desde lo que se hace para no ser brutalmente sincero y ofender a la gente, hasta que la mentira no es tal si adornamos la verdad para que resulte menos dura.

Pero resulta que la verdad es la verdad, no se puede adornar, puedes suavizar algo lo que es cierto, pero no evitarlo. Puedes decirle a una persona que no le queda bien esa ropa, pero por mucho que lo adornes, la verdad es que sigue sin quedarle bien lo que lleva puesto. Acaso decir a esa persona: "te queda mejor esa otra ropa" ¿no es una forma de evitar decir la verdad, que eso no le queda bien? Lo cierto es que si, por mucho que lo adornemos, ocultar que no le sienta bien no es ser sincero, es faltarle a la verdad.

Entonces como saber que algo que decimos y en lo cual mentimos resulta malo si tenemos la excusa de que es por su bien, por no hacer daño, por no molestar a esa persona. Como diferenciar una mentira para evitar ser dañinamente sinceros, de una mentira que es buena porque nos libra de un enfado que nos merecemos, o un castigo que nos hemos ganado.

Pues la solución es fácil y difícil a la vez. ¿Como puede ser posible? Pues porque depende de nuestro sentido de la culpabilidad. Si cuando mentimos es para no ser brutalmente sinceros y dañar a alguien pudiendo evitarlo, nuestro sentido de la culpabilidad no nos dará remordimientos. Si por el contrario hemos mentido sabedores de que eso nos evitara problemas, esta claro que los remordimientos aparecerán.

Cada persona sabrá cuando miente, y cuando es bueno mentir. Yo por mi parte se que he mentido, y no siempre por buenos motivos. Dicen que se pilla antes a un mentiroso que a un cojo, pero yo creo que no importa, al final todos somos esclavos de nuestras mentiras, ya que cuando mentimos en beneficio propio, estamos creando un mundo donde hay que mantener esas mentiras para que nadie descubra que somos mentirosos, y ese es realmente el castigo de los mentirosos, vivir en su falso mundo.

Yo por mi parte seguiré mintiendo por no hacer daño, por evitar ser brutalmente sincero cuando puedo suavizar lo que tenga que decir. Pero cuando quieras que sea sincero, ten por seguro que...
te diré la verdad.

martes, 15 de noviembre de 2011

Te dejo marchar

Cuando quieres a una persona siempre buscas su felicidad. La tuya existe por estar junto a esa persona. ¿Y si resulta que su felicidad choca con la tuya? Llegara un momento en el que deberás pensar en si lo importante es mantener tu felicidad con ella, o dejarla que se vaya y que de verdad sea feliz.

Esto que parece solo pasar con tu pareja, puede pasar con tus amigos, con tus hermanos, con tus hijos. Aunque no lo notemos, cuando alguien querido tiene que marcharse podemos ser reticentes, pues supone un cambio y una despedida para lo que estamos acostumbrados.

Habrá veces en los que tengamos la oportunidad de impedir que esa persona se vaya de nuestro lado, porque podamos convencerla, porque le ofrezcamos algo que en principio sea mejor, o porque realmente tengamos ese poder al creer la otra persona en nuestra sabiduría.

El cambio no tiene que ser solo el marcharse lejos. Puede ser cambiar de gente con la que va, tener una nueva pareja, o simplemente, desplazarse a vivir a otra zona que aunque cerca, cambie el estilo de vida que llevaba con nosotros.

En ese momento pensamos en nosotros mismos antes que en la otra persona, creemos que al fin y al cabo si la dejáramos ir, estaríamos sacrificando nuestra felicidad, sin tener en cuenta que al retenerla le estamos quitando la opción de ser feliz con otra gente, en otro sitio.

Y aquí entra algo importante en juego, podemos llegar a retener a esa persona, pero si realmente la queremos, ¿es justo privarla de su felicidad porque nosotros no seamos capaces de ser felices sin ella? Si tanto la queremos, ¿por que ponemos nuestra propia felicidad por delante de la suya?

Tenemos muchas excusas para retenerla, que no sabe lo que hace, que no encontrará la felicidad, que enseguida se cansara y volverá, que lo que va a hacer es perjudicial para ella. ¿De verdad seremos capaces de vivir sabiendo que le estamos quitando la posibilidad de ser feliz, solo en base a que creemos que no lo será más que aquí? ¿Tan seguros estamos de que no va a ser más feliz que con nosotros?

Posiblemente, si queremos mucho a esa persona, buscaremos cualquier forma o excusa para demostrar que es así, que nunca será más feliz que ahora y que desde luego le retendrás, no por ti, sino por ella, porque le estas ahorrando un futuro en el que no encontrará la felicidad.

Pero privarla de su libertad para cometer errores, para equivocarse, para vivir y aprender, sigue siendo algo que nunca debería hacerse a una persona que quieres. Si de verdad quieres a alguien, debes dejarle marchar, porque cuando quieres a otra persona, deseas lo mejor para ella, y a veces, lo mejor es dejar que se marchen, que se alejen de ti, porque eso será lo que les traiga la felicidad.

Cuando yo era pequeño, conseguí un patito, muy bonito y siendo un niño, me parecía algo maravilloso, como se movía, como jugaba. Mi madre me dijo que había que devolverle la libertad, porque seguro que estaría mejor con otros patos. Yo rechazaba su idea, diciendo que yo lo cuidaría, que conmigo estaría mejor, que no pasaría frió, ni hambre. Entonces mi madre me dijo algo que hizo que aceptara dejarlo en libertad: "por muy bien que lo cuides, siempre echara de menos poder hacer lo que hacen los demás patos, ir donde quiera, de estar con otros como el, de volar y ser libre. Por mucho que puedas cuidarlo, nunca será igual que si vive en libertad".

Ahora cuando veo patos, siempre algo en mi interior sonríe, pues creo que ese patito que solté ha tenido un vida feliz entre los suyos. Y cuando me encuentro con el momento de poder retener a alguien, solo puedo hacer una cosa, darle alas y que vuele libre. Porque si tu felicidad pasa por irte...
te dejo marchar.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Te abrazo

Que pasa cuando te quedas sin nada que decir, sin nada que opinar, cuando no sabes que responder a una pregunta que parece tan fácil de contestar, si eres tú quien la formula.

Muchas veces nos cuesta abrir el corazón y ser sinceros con nosotros mismos. Por tanto no es de extrañar que nos cueste abrirnos a otras personas y decirles lo que de verdad sentimos.

Puede que sea porque esta sociedad nos acostumbra a no mostrar lo que sentimos de verdad, porque es muestra de debilidad, porque te pueden hacer daño, por tantos motivos que cada uno elije el suyo a la hora de refugiarse en su interior.

Somos personas cerradas, podemos mostrar mucho cariño y emotividad, pero a la hora de la verdad, no somos del todo sinceros con los sentimientos. Donde están los te quiero, te amo, me encanta estar contigo, eres mi mejor amigo, que haría yo sin ti, que durante tanto tiempo pobló la tierra y que hoy en día solo calificamos de ñoños y de tonterías.

Nos da miedo mostrar afecto en publico, o es solo cuando la ocasión es propicia. Porque cuando todo el mundo se abraza no nos importa abrazar a otra gente, pero en cambio, si estamos solos con un grupo de conocidos, nos cuesta tanto dar ese paso y abrazar a otra persona.

Quizá relacionamos las muestras publicas de afecto con lo que hacen los niños cuando se apegan a sus padres, como muestras gratuitas de cariño que enmascaran una dependencia de la otra persona. Pero ¿por qué ser así? Porque no podemos hacer lo que nos dicte el corazón y ser generosos con el cariño hacía otras personas.

Hay que darse cuenta que ese abrazo que tanto te cuesta dar, puede ser la solución para que alguien que tenga un mal día, solo con ese gesto puedes alegrar a una persona. Tan simple como abrir los abrazos y estrechar entre ellos a una persona querida.

Pero no es solo generosidad para otras personas, también el sentir que estas animando a otra gente, dándoles tu cariño, demostrándoles que estas ahí para lo que sea, es un calor que te recorre el cuerpo y lo llena de una satisfacción por ayudar al prójimo que resulta indescriptible.

Así que la próxima vez que veas que alguien necesite un abrazo, piensa en que pasaría si a ti te lo dieran cuando estas mal, y descubrirás que no importa lo que piense el resto, que lo importante de verdad es hacer lo que sale de tu corazón y lo que sabes que en el fondo esta bien.

Puede que un intento de escritor como yo penséis que nunca se queda sin nada que decir. Pero a veces no te salen las palabras para expresar lo que quieres decir. Algunas veces solo te quedas como si dijeras lo que dijeras, nada fuera lo suficiente para mostrar lo que tienes en tu interior.

Cuando no puedo decir nada, o no se como expresarme, solo hago lo que creo oportuno...
te abrazo.

sábado, 15 de octubre de 2011

Aunque vuelva a caer

La vida es una compleja red de decisiones y de vivencias que nos hacen caminar hacía el futuro. Aunque hay veces que se hace más cuesta arriba debido a los imprevistos.

Afrontemoslo, vivir la vida requiere valentía y arrojo, sobre todo cuando parece que el mundo se mueve en tu contra. No es egocentrismo pensar que todo lo malo te pasa a tí. Es un hecho que hay personas en el mundo que lo están pasando peor que tú, pero cuando tocas fondo y parece que el mundo en el que estas se limita a un agujero, realmente piensas que estas en lo peor de todo.

La percepción cerrada de esa persona procede de estar en un campo de visión que no abarca más allá de el pozo en el que se encuentra. No podemos creer que alguien que vive en la oscuridad puede encontrar el interruptor de la luz.

Tocar fondo provoca diferentes efectos en la gente, todo depende de sus verdaderas ganas de seguir adelante. Pero seas como seas, para salir, indiferentemente del tiempo que hayas pasado dentro, todo empieza con levantarte.

Se que resulta muy típico el decir que te levantes tras haber caido, pero es así, si te caes, para seguir adelante tienes que levantarte, desde el suelo es muy dificil andar y muy costoso, y sobre todo, se pierde perspectiva del camino a seguir.

La vida es como un camino de tierra, tiene sus altibajos, sus baches, a veces resulta solitario, y otras, parece que todo el mundo viaja por un camino más comodo que el tuyo. Y aquí llegamos a un problema inherente al ser humano, la envidia. Pero mejor dejaremos ese tema para otro día.

Debemos pensar en la vida como un camino en el que nunca se puede retroceder, solo podemos avanzar. Sabiendo esto es importante plantearse siempre recorrer el camino, guardar lo aprendido y atesorar los recuerdos como los grandes momentos que vivimos, no como un ancla que no nos deja avanzar y disfrutar de nuevas experiencias.

Hay tantas cosas que decir sobre la vida, sobre cada instante que se atesora, las grandes cosas que quedan por delante, las decepciones que hacen que los momentos bonitos sean tan dulces. Podría llenar páginas, hojas enteras sobre lo bello que es vivir, pero en vez de dar razones, prefiero solo dejar una reflexión.

Cuando parece que la vida no merece la pena, que todo esta en tu contra, que las cosas no te salen bien y el mundo parece conspirar contra ti para hundirte, ponte de pie, siente la sangre caliente circulando por tus venas, bombeando con fuerza por tus arterias, como el aire entra y sale de tus pulmones, como sientes tu cuerpo desde la cabeza a los pies. Piensa en la maquinaría tan compleja que resulta tu cuerpo, la cantidad de cosas que puede sentir. Ahora date cuenta que ya estas de pie y que si te dejas hundir, no podrás sentir todas las que cosas que te esperan fuera, solo tendrás un gran vació en tu interior. Y recuerda, que este bienestar empezo al hacer algo tan simple como levantarte y ponerte de pie.

Yo a veces me caigo y me cuesta levantarme, hay veces que duele volver a ponerse en pie. Pero tengo claro que nunca me quedare tumbado, no cejare en mi empeño de ponerme en pie tantas veces como la vida me derribe. Seguire de pie...
aunque vuelva a caer.

sábado, 1 de octubre de 2011

Soy yo el responsable

Tenemos que ser responsables con nuestras acciones. Tomamos muchas veces esto como el quedarte a cargo de algo y que te digan que te tienes que ocupar de ello. Pero no, no se trata solo de responsabilizarse de la gente o de las cosas, también hay que responsabilizarse de las acciones de cada uno.

Lo que hacemos no solo nos afecta a nosotros, sino también a los que nos rodean. Nuestras actitudes hacía las actividades cotidianas o sorprendentes de la vida influyen en las demás personas. Si nosotros hacemos ciertas cosas que resulten molestas, no se puede pedir a otra persona que deje de hacer lo que nos molesta.

 A veces resulta difícil distinguir si hacemos las cosas bien o si estamos fallando en algo. Estar tan cerca de la acción no nos da perspectiva. Reflexionar siempre viene bien, es un primer paso para darse cuenta de las cosas que se nos da bien y en las que fallamos.

Nuestros actos también marcan la conducta de otras personas que nos rodean. Si estas otras personas ven que tenemos un tipo de comportamiento pernicioso hacía otra gente o situaciones, podrían acabar asumiendo que es algo normal y que no solo esta bien visto hacerlo, sino que deberían hacerlo para no ser distintos al resto.

Muchas veces se infravalora la capacidad de las personas para acoplarse a un tipo de comportamiento por ser el que siempre están viendo, de tal forma que lo asumen como correcto pese a que no este bien y sepan que no esta bien. Esto es debido a la necesidad de encajar en el grupo al que perteneces, con la gente que te gusta.

Por este motivo debemos ser responsables con la forma de comportarnos y de actuar, pues pueden influir en otras personas, marcando que entiendan que las cosas mal echas, están mal echas, pero que se pueden hacer. 

Sino creéis que esto os pueda pasar, os animo a reflexionar sobre el hecho de que alguna vez hayáis dado la indicación a una persona de que no haga o digo algo, y esta os haya respondido: "pero si tu lo haces". Esa respuesta que te deja sin demasiados argumentos, indica que, pese a que tu no lo sepas, tus actos son vistos por otra gente. Por tanto debes cuidar de lo que haces, pues otras personas pueden acabar imitando tus malas acciones, solo porque no supiste enseñar lo que no esta bien.

Yo trato de hacer las cosas bien, y sé que no lo consigo siempre. Pero una cosa sé, cuando alguien me dice: "pero si tu lo haces", yo siempre respondo: "pues entonces lo que yo hago esta mal, y no deberías seguir mi ejemplo".

Puede que con el tiempo vayan mejorando mis actitudes y no sea un mal ejemplo. Siempre tendré cuidado con lo que haga y con lo que diga, pues de todas esas cosas y de lo que aprendan los demás de ellas...
soy yo el responsable.

jueves, 15 de septiembre de 2011

Cuentame lo que sientes

No tengo ni poderes ni tecnología para leer la mente, tampoco puedo adivinar lo que piensas. Y tú sabes que no soy capaz. Entonces porque cuando te pregunto que te pasa me respondes: "Deberías saberlo"

Hay cosas que no se, de hecho hay bastantes, pero si alguna vez te pregunto algo, es porque me interesa saberlo, y quizá desconozca lo que pregunto, o simplemente no este seguro, pero eso no quiere decir que no te preste atención.

Muchas veces se confunde el preguntar con el desinterés. Nada más lejos de la realidad. Si pregunto es porque quiero saber y eso indica que me importa. Pero eso no sirve de nada si solo piensas en que no atiendo a todas las señales obvias que deberían indicar que es lo que te pasa. Es culpa mía no entender todas esas señales, pero a lo mejor no son tan claras como te imaginas.

Muchas veces las pistas que dejas son confusas, incluso no tienen nada que ver con lo que te pasa. Pero ¿como discriminar lo que importa de lo que no? No se puede. Por mucho que te esfuerces, las cosas claras solo lo están cuando se dicen directamente. Las indirectas, los gestos y las señales no funcionan si quieres dar un mensaje claro y directo.

El lenguaje, ya sea escrito o hablado, se invento para poder entendernos y no entrar en errores al confundir lo que se dice. Sabiendo esto, porque no se usa para conseguir que sepa lo que me quieres decir. ¿Por qué debo conocer cosas que no me has dicho?

Pero claro, imagino que la respuesta siempre será: "Porqué deberías conocerme y saberlo" Lo entiendo, es lógico que tenga que saber cosas cuando te conozco. Y siendo así es normal que te enfades pensando que no te presto atención.

Ahora piensa, cuanto tiempo pasas discutiendo, enfadándote, estando sin hablarme por todo aquello que he hecho mal y de lo que no tengo ni idea. Ahora valora lo que tardarías en decirme lo que te molesta, y contarme porque te molesta y como evitarlo en el futuro. Seguro que es mucho menos tiempo del que pasas enfadada. Por tanto, si se tarda menos, se arregla antes y así nadie pasa un mal rato, ¿por qué prefieres enfadarte y estar molesta en vez de solucionarlo?

Hay que tener en cuenta, que muchas veces las personas no somos tan abiertas como pensamos, no somos claros con las motivaciones, y nos enfadamos con cosas que otra gente no entiende. Si te pasa eso, si los de tu alrededor no entienden porque a veces te enfadas por cosas sin sentido, porqué te alegras de cosas extrañas, sino te comprenden, no exijas que lo hagan cuando tu quieras.

La próxima vez que vayas a responder: "Ya deberías saberlo", piensa primero si debería saberlo, cuenta con que la otra persona puede no entender lo que te estaba pasando, y que siempre será más fácil decir las cosas claras y sin malentendidos, que esperar y guardar rencor a la otra persona por no entendernos.

Por tanto, mientras no sea capaz de leerte la mente, de adivinar tus pensamientos, haz me un favor...
cuentame lo que sientes.

jueves, 1 de septiembre de 2011

Te pido perdón

Perdón, por todas las cosas que hice mal, por las veces que te hice daño sin querer, por no estar a la altura cuando me necesitaste, por no saber entenderte.

Parece tan sencillo pedir perdón por las cosas que hemos hecho mal, por las equivocaciones que hemos cometido, por admitir que no hemos acertado a la hora de afrontar las situaciones. Pero aunque parece sencillo, ¿por qué no lo hacemos más a menudo? ¿Tanto cuesta ser sincero y admitir que no se ha hecho bien algo? La respuesta es que si, que cuesta mucho, tanto como si abrieramos nuestro pecho y dejaramos que la otra persona nos pisotease el corazón.

Decir que hemos hecho algo mal suena como si admitieramos que somos malos en algo, que no sabemos hacer alguna cosa o se nos resiste algún tipo de interacción social. Pero no es así, pedir perdón es liberar nuestro ser más humilde y demostrar que no es solo la cabezonería ni el sentirse infalible lo que gobierna nuesta vida.

Quizá la solución sea pensar en la otra persona, a la que pedimos perdón. Hacer daño a otra persona, aunque sea sin querer, nunca esta bien, y si se aprende para no volver a cometer el mismo error, estupendo entonces. Ahora parate a pensar, y si resulta que lo has hecho, has aprendido, pero esa persona sigue dolida, ¿no sería al menos aliviante que te disculparás? Una disculpa y al menos la otra parte se daría cuenta que lo has hecho sin querer y que tu finalidad no era hacer daño.

Muchas veces se infravalora el valor de disculparse por algo, va por delante el egoismo de creer que es la otra persona muy sensible, o que enseguida se siente mal por cualquier cosa, y que uno mismo jamás se equivoca. ¿Y porque no dejar eso atrás y solamente pensar en resolver el conflicto? De que te sirve llevar la razón y perder una amistad. A veces es mejor tragarse el orgullo y no ser tan altivo, pero demostrar que se tiene corazón.

Puede que si todo el mundo empezará a disculparse, que reconocieran sus errores, las relaciones serían mejores. Pero claro, la gente se tendría que "rebajar" a ser sincera y humilde y es de sobra sabido que muchos (empezando por los que nos dirigen y deberían dar ejemplo) no serían capaces de admitir ni que han hecho algo mal.

Pero antes de dejaros, pensar bien esto, cuando os hagan daño, cuando espereis una disculpa por algo que os han hecho, reflexionar y daros cuenta de si vosotros os habeis disculpado en situaciones parecidas. Lo primero es no juzgar a los demás y empezar uno mismo a dar el paso para ser humilde, y no refugiarse en que los demás no lo han hecho, porque entonces unos por otros nunca nadie empezaría a disculparse. Adelantate, disculpate de todo corazón y demuestra que todo empieza por un primer paso.

Humildemente yo tambien debería pedir perdón muchas veces, olvidar el egoismo, la cabezonería y el querer llevar la razón. Y si algo se, es que yo no estoy libre de culpa y por eso...
te pido perdón.

lunes, 15 de agosto de 2011

Un cambio

Los cambios son algo inherente a la vida. Desde que somos pequeños estamos en una carrrera por realizar una serie de transiciones físicas para convertirnos en adultos. Estos cambios no son más que el prolegómeno para que nuestra mentalidad se modifique y acabe progresando.

Pero no quiero hablar de crecer y madurar, quiero hablar de los cambios. Esas cosas que dejan de ser lo que erán, a veces por decisión propia, y otras porque no queda más remedio. Puede que seán para bien, y muchas veces es para mal, pero no queda más opción que afrontarlo.

Cambiar es algo que siempre da miedo. Te acostumbras a una rutina, una forma de hacer las cosas, y al final algo trastoca todo tu mundo. Da lo mismo que te guste cambiar continuamente porque te aburres de la rutina, o que hasta el más minimo cambio resulte una molestía a la organización diaria de tu vida. El cambio siempre asusta, aunque sea para bien. Oyes esa voz en tu cabeza que te dice que todo es para mejor, que las adversidades se superan, pero algo en el fondo de tu ser te recuerda que lo que deseas puede no ser tan bueno cuando se haga realidad, que los cambios pueden ser para peor.

El cambio, ese gran enigma que se esconde tras unos sucesos que siempre consideramos controlados. ¿No es acaso parte de la vida ese cambio? Al principio hablaba de que al nacer y crecer ya pasamos por cambios, pero no es algo que se quede ahi. Maduramos, alcazamos la plenitud, envejecemos, no paramos de cambiar y de adaptarnos. El cambio forma parte de la vida.

Pero que sea algo natural al hecho de estar vivo, como el nacimiento, el crecimiento, la muerte, no implica que no siga asustando. Y que siga asustando es bueno, porque te hace sentirte conectado a la vida, porque en el fondo todos necesitamos esa sensación de angustía en el estomago.

Cambiar es avanzar, y siempre hay que avanzar en el camino del destino. Ya sea el camino que nos lleve a la felicidad, a una vida mejor, o simplemente al futuro.

El cambio me asusta, hace que se me encoja el estomago y que mi mente viaje rapidamente por todas las posibilidades de lo que puede salir mal. Siento un nudo que no me deja tragar, un peso que no me quito de encima y no puedo dormir tranquilamente. Pero es algo que me gusta, porque me hace sentir vivo.

Un cambio es algo inevitable, y por tanto aprendes a vivir con ello, y a disfrutar, pues acaso ¿un cambio no trae nuevas opciones a tu vida? ¿no es un cambio el medio para mejorar? ¿si buscamos la felicidad no nos enfrentamos a un cambio en nuestra rutina?

Con estas preguntas finaliza el primer articulo de este blog. Es algo nuevo que hago, es algo distinto, es...
un cambio.

lunes, 1 de agosto de 2011

Abierto por vacaciones

Este blog nace como un proyecto que llevaba mucho tiempo tratando de dar forma. Siempre he querido crear un blog, pero no he encontrado la temática que me gustase. De esta manera he pasado mucho tiempo buscando el tema con el que empezar esta idea, y no fue hasta hace poco cuando encontre lo que buscaba.

Este proyecto intenta acercarme un poco más a escribir seriamente. También supone un experimento interesante sobre lo que es publicar y marcarse un tiempo.

Este blog de publicación quincenal (debido a problemas de tiempo, prefiero tomarmelo con calma y cumplir los plazos) pretende reflejar un poco de los enigmas que el autor intenta averiguar. Digamos que es ahondar en los temas que resultan inherentes al ser humano.

El blog tratara de todas las cosas que se quedan en el tintero, de todas las cosas que se dejan de hablar, de todo aquello que nadie dice. Asi nace "Lo que nunca te dije".

Espero que las cosas aquí dichas se tomen como lo que son, los delirios del autor, que no intentan ir más allá de la esencia de la humanidad. Simplemente intenta llegar a las personas que lo lean y que ellas mismas saquen las conclusiones que crean oportunas, porque lo importante es hacer pensar al lector.

Y aprovechando que empiezo las vacaciones, que mejor que iniciar este proyecto individual. Con ilusión y esperando que salga tal y como esta en mi mente, empieza esta nueva andadura.

Como bien dice el titulo de este articulo inicial, el blog queda inagurado porque esta...
Abierto por vacaciones