jueves, 1 de septiembre de 2011

Te pido perdón

Perdón, por todas las cosas que hice mal, por las veces que te hice daño sin querer, por no estar a la altura cuando me necesitaste, por no saber entenderte.

Parece tan sencillo pedir perdón por las cosas que hemos hecho mal, por las equivocaciones que hemos cometido, por admitir que no hemos acertado a la hora de afrontar las situaciones. Pero aunque parece sencillo, ¿por qué no lo hacemos más a menudo? ¿Tanto cuesta ser sincero y admitir que no se ha hecho bien algo? La respuesta es que si, que cuesta mucho, tanto como si abrieramos nuestro pecho y dejaramos que la otra persona nos pisotease el corazón.

Decir que hemos hecho algo mal suena como si admitieramos que somos malos en algo, que no sabemos hacer alguna cosa o se nos resiste algún tipo de interacción social. Pero no es así, pedir perdón es liberar nuestro ser más humilde y demostrar que no es solo la cabezonería ni el sentirse infalible lo que gobierna nuesta vida.

Quizá la solución sea pensar en la otra persona, a la que pedimos perdón. Hacer daño a otra persona, aunque sea sin querer, nunca esta bien, y si se aprende para no volver a cometer el mismo error, estupendo entonces. Ahora parate a pensar, y si resulta que lo has hecho, has aprendido, pero esa persona sigue dolida, ¿no sería al menos aliviante que te disculparás? Una disculpa y al menos la otra parte se daría cuenta que lo has hecho sin querer y que tu finalidad no era hacer daño.

Muchas veces se infravalora el valor de disculparse por algo, va por delante el egoismo de creer que es la otra persona muy sensible, o que enseguida se siente mal por cualquier cosa, y que uno mismo jamás se equivoca. ¿Y porque no dejar eso atrás y solamente pensar en resolver el conflicto? De que te sirve llevar la razón y perder una amistad. A veces es mejor tragarse el orgullo y no ser tan altivo, pero demostrar que se tiene corazón.

Puede que si todo el mundo empezará a disculparse, que reconocieran sus errores, las relaciones serían mejores. Pero claro, la gente se tendría que "rebajar" a ser sincera y humilde y es de sobra sabido que muchos (empezando por los que nos dirigen y deberían dar ejemplo) no serían capaces de admitir ni que han hecho algo mal.

Pero antes de dejaros, pensar bien esto, cuando os hagan daño, cuando espereis una disculpa por algo que os han hecho, reflexionar y daros cuenta de si vosotros os habeis disculpado en situaciones parecidas. Lo primero es no juzgar a los demás y empezar uno mismo a dar el paso para ser humilde, y no refugiarse en que los demás no lo han hecho, porque entonces unos por otros nunca nadie empezaría a disculparse. Adelantate, disculpate de todo corazón y demuestra que todo empieza por un primer paso.

Humildemente yo tambien debería pedir perdón muchas veces, olvidar el egoismo, la cabezonería y el querer llevar la razón. Y si algo se, es que yo no estoy libre de culpa y por eso...
te pido perdón.

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